viernes, 17 de febrero de 2017

DONES I CONFLICTES ARMATS



Dones i conflictes armats

22 de març - Un verano kurdo: historias de resistencia al Isis, 
a la ocupación y al exilio

18 d'abril - Partisanas: la mujer en la resistencia armada 
contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945)

Amics de les Arts i Joventuts Musicals
Carrer Sant Pere, 46, primera planta - Terrassa

Organitzen: Grup d'Opinió d'Amics de les Arts & Rudes Rebels



22 de març, a les 19:00h
Presentació del llibre de Zekine Türkeri 
Un verano kurdo: historias de resistencia al Isis, a la ocupación y al exilio
a càrrec d'integrants d'Azadî - Plataforma de Solidaritat amb el Poble Kurd i de l'editorial Descontrol

Un verano kurdo
Kurdistán está dividido entre cuatro diferentes estados. En esa dispersión, los kurdos de Turquía, Irán, Irak y Siria jamás han encontrado respaldo a sus reclamaciones. Por añadidura el crecimiento del ISIS en estos últimos países en los últimos años ha puesto en la diana a este pueblo. Para el Estado Islámico son enemigos prioritarios y lo han demostrado con una guerra destructora que pretende literalmente eliminarlos de la faz de la Tierra.
La periodista kurda Zekine Turkeri decidió pasar un verano en ambas zonas de su Kurdistán, el sirio y el iraquí, precisamente en el peor momento de la ofensiva del terror, cuando el ISIS atacaba más duramente a los rebeldes kurdos. En sus frentes conoció a muchos combatientes, especialmente mujeres, dispuestas a dejarse la vida para frenar a los milicianos del Estado Islámico. Este libro es la memoria viva de esas personas que decidieron dejar atrás todo por defender a su pueblo y, en su pelea por el feminismo, la igualdad y el laicismo, defender también nuestro estilo de vida.
Un verano kurdo está repleto de personajes inolvidables. Para el que esto escribe entre ellos destaca Ararat, la francotiradora buena. Esta guerrillera, como otras muchas de estas luchadores kurdas, guarda apartada una bala por si es acorralada por los yihadistas. En verdad conserva dos: una para acabar con su vida, y otra para hacer el mismo favor a alguna compañera.
Zekine es una mujer que sueña en kurdo pero que raramente ha podido hablar en el idioma de sus padres. Ha escrito un relato tremendamente personal que describe, como decíamos, a unos cuantos personajes femeninos que viven en el más machista de los mundos, como la tiradora Ararat o como Deniz, que ha visto morir en la lucha a sus dos hermanas, o como esa mujer yezidí sin nombre que mientra lava sin apenas agua a su embarrado hijo no para de exclamar: "Ojalá mi madre me hubiese parido cordero, están mejor que nosotros".
Estas mujeres viven y mueren defendiendo su tierra, pero también una sociedad laica en la que la mujer pueda tener un papel protagonista. Precisamente su laicismo y su feminismo les ha granjeado el odio furibundo del ISIS, pero también la enemistad de los principales actores en el conflicto de Oriente Próximo. Sirva como aviso para el lector el hecho de que la palabra morir no es una hipérbole: varias de las protagonistas de estas narraciones cayeron en el frente en ese mismo verano.
Dice un proverbio nacional que los kurdos no tienen más amigos que las montañas. Este libro muestra la soledad de estos guerrilleros, pero también su entrega y coraje. Lo explica la misma Turkeri en el prólogo: "Debo advertir que un kurdo no elige, intenta vivir lo que le ha tocado. Así que, como pocas veces nos toca elegir, yo esta vez aproveché la ocasión para eliminar buena parte de la tristeza, y elegí más bien contar la parte que tenía una dosis de resistencia, en un sentido amplio. Preferí contar una realidad en la que, a pesar de todo, hay espacio para el humor y la alegría: parte fundamental de la resistencia del pueblo kurdo, de nuestra identidad. Reímos para sobrevivir". Estamos, pues, ante un libro que busca el optimismo, sea en el campo de refugiados de Mahmur cercado por el ISIS, en Qandil con las fuerzas del PKK o cerca del monte Sinyar con las partisanas del YPG.
En nuestras manos está la posibilidad de evitar que todos los sueños de las combativas mujeres retratadas en este libro no sean como hasta ahora sólo pesadillas. Y que ellas mismas puedan ser gérmenes de un nuevo Oriente Próximo y no sólo abono para esas montañas que tanto aman. Como una vez lo fue Madrid, Kurdistán es ahora el rompeolas de todas las naciones.
Óscar Menéndez



18 d'abril, a les 19:00h
Presentació del llibre d'Ingrid Strobl
Partisanas: la mujer en la resistencia armada contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945)
a càrrec de Dolors Marín i d'integrants de l'editorial Virus

La memoria de las partisanas
Dice mi tocayo Julián Casanova que un hombre de sexta o séptima fila consigue entrar en las páginas de la historia, pero una mujer, salvo de excepcional primera fila, no lo consigue. No puede ser más acertada la frase. Incluso remarcando esa parte de "excepcional primera fila", porque muchas mujeres que eran de primera fila hoy es casi imposible saber quiénes fueron. Me vienen muchos nombres a la cabeza: Teresa Claramunt, Soledad Gustavo, Beatrice Webb, Emma Goldman, Harriet Taylor, etc. Sin embargo hoy muy pocas son recordadas.
De todos modos este texto no quiere hablar de esas mujeres que por cuestiones específicas han pasado a la historia, sino de los millones de mujeres anónimas que no lo consiguieron. Hace unas semanas la editorial Virus reeditó un texto que ya había visto la luz por la misma editorial en 1996: Partisanas. La mujer en la resistencia armada contra el fascismo y la ocupación alemana (1936-1945) de la periodista austriaca Ingrid Strobl. Un acierto editorial, sin duda.
Strobl es periodista, historiadora y cineasta. Si nos damos una vuelta por la red de redes reparamos en la gran cantidad de trabajos que ha realizado. Este libro la convirtió hace ya 20 años en una de las pocas personas que ha rescatado una historia oculta. La Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial son dos acontecimientos que han contado con multitud de libros. Libros sobre cuestiones militares, cuestiones políticas, cuestiones económicas, cuestiones culturales, de la vida diaria, etc. Y aunque algunas de ellas tratan el tema de la mujer en la guerra, ninguna lo hace de forma monográfica. Strobl lo hizo. Y lo hizo con nota.
El libro hace un repaso a la lucha de la mujer contra el fascismo y el nazismo. Primero en Europa occidental, donde aborda la participación de la mujer en la lucha contra el golpe militar de Franco en julio de 1936, entre las tropas de Iosif Broz Tito en Yugoslavia, en los Países Bajos y en Francia. Luego trata la parte de la Europa del Este y del papel de las mujeres judías en la resistencia contra la invasión nazi. Habla de algunos nombres propios en todos los casos. Pero en realidad es un trabajo de colectivo.
Habría que destacar algunas cuestiones en este ya clásico libro de Strobl. A la periodista austriaca no se le pasa por alto la importancia de las mujeres en España contra el golpe de Estado. El golpe de Estado de julio de 1936 fracasó. Y fracasó porque en España existía un poderoso movimiento obrero organizado que se le opuso. Y ese movimiento obrero lo componían hombres y mujeres. Nadie dudó en tomar las armas para frenar el golpe de los militares insurrectos. Esa misma visión se dio en toda Europa cuando Hitler promovió su política expansiva y en septiembre de 1939 daba comienzo la Segunda Guerra Mundial.
Me gustaría remarcar un aspecto del libro que, cuando lo leí hace ya casi 20 años, hizo que me llamara la atención por encima del resto: el trabajo que Strobl había hecho al rescatar el papel de las mujeres judías en el Este europeo. Y sobre todo en algunas zonas como Varsovia o Bialystok. Para quien conozca un poco la historia de la Segunda Guerra Mundial sabrá que esas ciudades quedaron prácticamente devastadas tras la guerra. Varsovia fue una ciudad destruida. Se estima que el 87% de la ciudad era ruinas tras la guerra. En el caso de Bialystok, la ciudad pasó de manos alemanas a manos soviéticas, hasta la ocupación por parte de los nazis y el exterminio de la casi totalidad de su población. Bialystok siempre fue una ciudad revolucionaria. A inicios del siglo XX la fuerza del movimiento anarquista era palpable. Incluso el soviet de Bialystok fue de mayoría anarquista. La represión contra ellos fue implacable. Pero Bialystok era una ciudad mayoritariamente judía. Blanco fácil cuando los nazis la ocuparon. La ciudad fue protagonista, junto con Varsovia, del levantamiento de su gueto. Las mujeres de Bialystok estuvieron a la altura de la lucha. Nunca se rindieron. Y el resultado fue devastador. Lo mismo que en Varsovia. Lo mismo que en Cracovia. Lo mismo que en Minsk.
Sin embargo hay una cuestión que Strobl no aborda. El periodo que se abre en Europa en 1936 y que se cierra en 1945 (Guerra Civil española y Segunda Guerra Mundial) tuvo resultados diferentes. En Europa el fascismo fue vencido. Las potencias nazis y fascistas fueron derrotadas. La participación de la mujer en esas derrotas es fundamental. Y a partir de 1945 les tocó trabajar para ir conquistando derechos. Sin embargo en España la cosa fue distinta. El franquismo se alzó con la victoria. El modelo que impuso era diametralmente opuesto al que defendían las mujeres que cita Strobl. El nacional-catolicismo hizo retroceder la sociedad. Y quienes más salieron afectadas fueron las mujeres. La represión sobre todos los aspectos de la vida, sobre todas las conquistas alcanzadas en los años precedentes, generó una ruptura generacional. La Ley del Divorcio y la Ley del Aborto fueron abolidas. La libertad sexual fue reprimida y perseguida. La larga dictadura que sufrió España la sumió en un retroceso cuyas consecuencias aún notamos hoy.
La nueva edición del libro que nos facilita Virus viene enriquecida. No solo con prólogos y palabras actuales de Strobl sino con un epílogo de la historiadora Dolors Marín que aborda el papel de las mujeres anarquistas en la Guerra Civil.
Es un buen momento para recuperar estos antecedentes. Un libro que forma parte de la necesaria recuperación de la memoria histórica del feminismo.

Julián Vadillo Muñoz

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